
La primera cosecha de este vino se remonta al año 1928, lo que lo convierte en uno de los primeros vinos gallegos que se comercializó con marca y etiqueta. Esta vino responde fielmente a las expectativas de quienes busquen un Rías Baixas de manual, con frescos aromas cítricos y toques herbáceos, con una boca amplia, buena longitud y mucha expresividad.